sábado, 24 de mayo de 2008

Una realidad para nada alentadora

Por Gabriel Albornoz






El domingo comenzará el show en Roland Garros. Y el sueño para la legión argentina se asemeja a poder tener buena performance que ha llevarse el torneo. Es decir, la realidad por la que atraviesan los jugadores de nuestro país no genera gran expectativa. Porque no tuvieron buenos resultados en lo que va del año y porque el nivel es demasiado bajo.
El único que festejó en lo que va de la temporada es David Nalbandian, justamente, el que más condiciones naturales posee. Pero lo que desalienta esta apreciación es que ganó el ATP de Buenos Aires. Mientras que Juan Mónaco llegó a una final un par de veces en torneos para nada importantes. Encima en esa instancia tuvo problemas físicos. Ante Fernando Gonzalez, en Viña del Mar, ni se presentó a jugar y en Poertschach, ante Nicolay Davydenko, terminó fulminado a un día de empezar Roland Garros.
Ese es uno de los problemas centrales de esta anemia. La falta de aptitud física. Hoy Guillermo Cañas ya no da grandes batallas ante rivales de fuste. Juan Martín del Potro sufre dolores en la cintura y en el brazo constantemente. Y el ya mencionado síntoma de Pico Mónaco.
Todo esto sumado a que Guillermo Coria es casi un ex jugador, que Agustín Calleri nunca pudo explotar sus buenas condiciones, que Juan Ignacio Chela no abandona su iregularidad, que José Acasuso no obtuvo ningún resultado positivo en lo que va del año (salvo en Buenos Aires que fue finalista) y que Eduardo Schwank, Diego Junqueira, Carlos Berlocq, Sergio Roitman, Sebastián Decoud, Máximo González, Martín Vassallo Argüello y todavía están muy verdes como para dar el batacazo.
Esos son los quince apellidos (además están Gisela Dulko y María Emilia Salerni en el circuito femenino) que se presentarán en el segundo Grand slam del año. Todos los votos van hacia el cordobés Nalbandian, quién se puso como objetivo ganar uno de los cuatro torneos más importantes del circuito. Es una buena oportunidad para cumplir con su promesa. Actitud y talento le sobran al unquillense.

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